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Hace diez siglos, en Europa no había libros como los que ahora podemos comprar en las librerías. Se escribían y se dibujaba a mano, uno por uno, por eso se llamaban manuscritos. En China, sin embargo, existían ya desde mucho antes gracias a la imprenta.
¿QUÉ ES LA IMPRENTA?
La imprenta fue un invento revolucionario. En el momento de su invención, constituyó un grandísimo avance, ya que permitía la reproducción de textos, palabras, imágenes o dibujos idénticos a los originales. En este proceso de reproducción se utilizaban medios mecánicos, es decir, se usaban las primitivas máquinas.
Actualmente, la tecnología de la imprenta ha avanzado considerablemente. Pero también han comenzado a usarse otros medios que sustituyen a los mecánicos, como los procesos fotomecánicos y los químicos. Con estos se puede conseguir la impresión en muchísimo menos tiempo, lo que es muy útil, por ejemplo, en el caso de los periódicos.
La imprenta comenzó a usarse en Oriente mucho antes que en Occidente. En China, por ejemplo, se utilizaba desde el año 800. El libro impreso más antiguo es el llamado Sutra del diamante, del 868. Es una traducción al chino de un texto escrito en sánscrito (que es la lengua sagrada hindú), donde Buda dialoga con un discípulo.
Y debió de ser en China donde se inventó la imprenta, puesto que allí fue donde apareció el papel, en el año 150.
Otro gran hallazgo chino fue la creación de los tipos móviles, gracias a los cuales, en lugar de imprimir todo el texto a la vez, se podían utilizar pequeñas piezas de metal, llamadas tipos, una para cada símbolo o una letra. Pero los chinos no consideraron útil este sistema, pues su alfabeto contiene unos 4.000 caracteres, entre símbolos y letras, y dejaron de usarlo muy pronto.
Mientras en China se imprimían libros desde el siglo IX, en Europa solo existían los manuscritos, es decir, los libros escritos a mano. Los encargados de este trabajo eran los monjes que vivían en los monasterios. Durante la edad media, su labor consistía en guardar y transmitir la cultura, pues, a parte de ellos, pocas eran las personas que sabían leer o escribir.
Esos manuscritos narraban, normalmente, historias religiosas, y muchos eran los libros que contenían los Evangelios. El texto solía estar acompañado por dibujos que ilustraban algunas escenas.
La revolución llegó en 1450, cuando el alemán Johann Gutenberg inventó la imprenta.
Aunque los holandeses ya habían creado otros ingenios parecidos a la imprenta, hoy aceptamos que Gutenberg fue su inventor, pues su prensa de impresión era la más perfecta en su momento, aunque hoy nos parezca muy primitiva. Se componía de una palanca y un tornillo que la hacía girar; así se presionaba sobre el papel con las planchas del texto.
El primer libro que imprimió Gutenberg fue la Biblia, que hoy conocemos como la Biblia de Gutenberg, entre los años 1450 y 1456. Fue el primer texto impreso con caracteres móviles, parecidos a aquellos que inventaron los chinos. No llevaba números de página e intentaba parecerse a los manuscritos medievales. Algunas de sus ilustraciones estaban hechas a mano.
Mucho se ha discutido sobre la verdadera aportación de Gutenberg a la industria de las artes gráficas, aunque de ningún modo se le puede atribuir la invención de la imprenta, cuyos principios eran explotados con anterioridad a sus descubrimientos. Ya a comienzos del siglo XV se imprimían naipes y estampas con motivos religiosos, mediante la aplicación de una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre el papel o el pergamino. Este procedimiento de impresión, la xilografía, era originario de Extremo Oriente, China o Corea, y entró en Europa a través de Italia.
Tampoco fue mérito de Gutenberg la composición de textos con caracteres móviles, es decir, la fabricación de letras o símbolos individuales. Esta práctica surgió de un modo natural, a través de la necesidad de introducir correcciones en los textos de las planchas xilográficas, ya que era necesario extraer la letra a sustituir y reemplazarla por un taquillo o dado de madera que llevase grabado en relieve el nuevo carácter. El verdadero mérito de Gutenberg fue el perfeccionar estas técnicas hasta conseguir un procedimiento tipográfico que ha permanecido sin apenas cambios hasta los primeros compases del siglo XX.
Para ello procedió a sustituir la madera por el metal, fabricando moldes de fundición capaces de reproducir tipos metálicos suficientemente regulares como para permitir la composición de textos. Fue esta invención, la impresión tipográfica con tipos móviles metálicos, la que dio origen al libro moderno.
Imprenta de la época
Mucho se ha discutido también sobre la autenticidad de sus aportaciones. El hecho de no haber dejado su nombre en ninguno de los libros por él impresos, junto con las sombras que existen en torno a su vida, ha dado pie a atribuir a otros los méritos de su invención. El principal adversario en disputarle el descubrimiento ha sido, y para algunos sigue siendo, Laurens Janszoon Coster, un impresor de Haarlem del que se dice que inventó el tipo móvil metálico unas dos décadas antes que Gutenberg. De hecho, se han encontrado incunables en Holanda, confeccionados con tipos móviles, que muy bien pudieran haber salido de su taller. No obstante, lo defectuoso de la impresión ha llevado a muchos eruditos a pensar que Coster se sirvió de punzones de madera y de moldes de arena fina o de arcilla para fabricar los tipos de imprenta, atribuyendo a Gutenberg el punzón metálico y el molde de fundición, sin cuyo concurso la tipografía no hubiese sido posible.
Su trascendencia
La invención de la imprenta con caracteres móviles, obra del alemán Johannes Gutenberg, es uno de los grandes hitos de la historia de la cultura. La posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros facilitó el acceso de un mayor número de personas en todo el mundo al saber escrito y conllevó radicales transformaciones en la política, la religión y las artes.
El impacto de la invención de la imprenta fue tremendo. La producción de libros durante los primeros cincuenta años después de la decisiva aportación de Gutenberg fue, casi con toda seguridad, mayor que en los mil años precedentes.
La imprenta de Gutenberg provocó una verdadera revolución en la cultura. El saber escrito dejó de ser patrimonio de una élite y se extendió a amplias capas de la población. La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para transmitir conocimientos, a la par que las publicaciones impresas, como libros o periódicos, se generalizaron. A principios del siglo XX la escritura impresa ya era el medio predominante en Occidente para la difusión del saber. Además de su enorme significado para la religión, la política y las artes en general, fue este un avance tecnológico que facilitó todos los demás que le siguieron.
Biblia de la Universidad de Texas, en Austin
Los cambios que trajo consigo la imprenta de Gutenberg sólo son comparables a los que está originando la generalización de la informática en el umbral del siglo XXI. Los ordenadores están sustituyendo a los documentos impresos como instrumentos para transmitir y conservar los textos. Sin embargo, el libro, tal como lo hemos entendido hasta la actualidad, continuará siendo de gran utilidad durante mucho tiempo. Podría decirse que aún vivimos en lo que el sociólogo canadiense Marshall McLuhan denominó la «galaxia Gutenberg», la época de la historia marcada por el predominio de la letra impresa.
“... la invención de la imprenta en el siglo XV revolucionó la difusión de los conocimientos.”
Durante los siglos XVI y XVII, la imprenta fue perfeccionándose poco a poco, hasta que, en los siglos XVIII y XIX, con la aparición de los periódicos y diarios, se mejoró considerablemente su técnica, llegándose a imprimir hasta 250 ejemplares a la hora.
Hoy día, como ya dijimos al principio, los medios mecánicos han sido sustituidos por los químicos y los fotomecánicos. Y todo ello ha sido posible gracias a la aparición del ordenador y al desarrollo de la fotografía.
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